miércoles, 22 de abril de 2009

22 de Abril, Día de la Tierra

En este Día de la Tierra 2009 los invitamos a pensar en nuestra casa común:

ES NUESTRA VIDA

Es el presente y también el futuro. Es el resultado de la herencia que recibimos más las decisiones que tomamos.

Hay señales de alerta por todos lados. ¿Sabremos leerlas o esperaremos que la realidad se agrave?¿O que otros tomen decisiones por nosotros?
Es nuestra agua, nuestro aire, nuestro suelo. Es la red de la vida que nos incluye junto a las plantas y animales.

Hace muchos años, hubo un lugar, una isla en las aguas cálidas del océano Pacífico, en el que vivió un pueblo feliz. Tenían colinas rocosas, árboles, animales, agua limpia y todo lo que necesitaban para vivir. En ese lugar, ahora llamado Rapa Nui o isla de Pascua, sus habitantes poco a poco fueron consumiendo las plantas, derribando los árboles, y eliminando los animales hasta que ya no tuvieron de qué alimentarse. Y esa isla hermosa se transformó en una cárcel terrible, de la que no podían escapar, porque ni madera para hacer barcos quedaba. ¿Pueden imaginar qué pasó con ese pueblo? Hambre y guerras casi los llevaron a la extinción. Sus obras, gigantescas estatuas de piedra, hoy recuerdan a los visitantes la existencia de una cultura próspera. ¿Su historia podría ser la nuestra? También vivimos en una isla: la Tierra. Inmensa pero frágil, llena de vida y recursos suficientes para todos. Pero limitados. Y los estamos afectando. Ruido, basura, contaminación, calentamiento global, extinción de especies. Hay procesos que ya son irreversibles. Y otros que tomará muchos años revertir.

Miremos ahora nuestro entorno, la ciudad en que vivimos: ¿nos deben decir que el río es un basural en muchos tramos? ¿Y que ya no tiene arena, peces y mejillones como antes? ¿Que nuestro bosque, el Parque, cada vez tiene más caminos, más espacios vacíos y menos árboles? ¿Que desconocemos los nombres de las plantas potencialmente alimenticias o curativas y las destruimos creyéndolas “yuyos” indeseables? ¿Que día a día amontonamos montañas de basura, y el aire está nebuloso y maloliente cuando se queman? ¿Y que ese deterioro nos afecta a todos?
Estas situaciones visibles, y tantas otras invisibles, ¿Se pueden modificar? Si los vemos juntos, tantos problemas parecen un edificio enorme, invulnerable.

La doctora Jane Goodall, promotora de la organización de jóvenes “Raíces y retoños” (Roots and Shoots) usa esta comparación: “las raíces se esparcen subterráneamente y forman un cimiento firme. Los brotes parecen pequeños y débiles, pero para alcanzar la luz pueden abrirse paso entre paredes de ladrillo. Las raíces y los brotes son la gente joven; las paredes de ladrillo son todos los problemas que los seres humanos hemos creado en nuestro planeta. Las herramientas para producir el cambio son conocimiento y comprensión, persistencia y trabajo duro, amor y compasión, y respeto por todo ser vivo.”

Por supuesto, podemos quedarnos a un costado como observadores indiferentes... Podemos también decidirnos a actuar. Sumar ideas y concretarlas en hechos, convocar a otros, pedir ayuda, aprender. Pensar por nuestra cuenta, organizarnos.

Emprender acciones. Evaluarlas. Corregir los errores. Mejorar los proyectos.
Sobre todo, persistir. Con suavidad pero con energía, como el agua que corre por las piedras va tallándolas y alisando sus bordes. Porque no se detiene.
Es imprescindible. Es nuestra vida.

María Alejandra Basili

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